Las Siervas de San José: Nuestra Historia
Las Siervas de San José somos un grupo de mujeres religiosas que, centradas en el seguimiento de Jesús de Nazaret, vivimos una espiritualidad encarnada, profética y transformadora, y una misión que se expresa en el compromiso con la promoción y evangelización del mundo trabajador pobre privilegiando el acompañamiento de dignificación de la mujer. Somos una Congregación multicultural que trabaja en red y comparte su Carisma, vida y misión con la sociedad, en estrecha colaboración con laicas y laicos josefinos. Nuestro estilo de vida sencillo, solidario y comprometido, nuestro trabajo con la mujer, nuestra sensibilidad hacia el cuidado de la creación y la fraternidad vivida en nuestras Comunidades-Taller son fuerza profética de nuestro Carisma, que convoca a nuevas mujeres a unirse a nuestro proyecto de vida.
Todo empezó…
En Salamanca, el 10 de enero de 1874, de la mano de Bonifacia Rodríguez y Francisco Butinyà i Hospital.
La institución nace en el humilde taller de Bonifacia para la promoción y evangelización de la mujer trabajadora, en un momento en que las opciones laborales para las mujeres eran muy limitadas y llenas de dificultades.
El trabajo se convierte así en un elemento constitutivo de la misión a realizar por las mujeres que van entrando a formar parte del taller. Desde la experiencia creyente, la oración se hace compañera de camino del trabajo y, hermanados, se busca dar sentido al esfuerzo diario y dignidad al espacio laboral.
Hoy continua…
Una congregación de religiosas trabajadoras que desde el mismo lugar social del mundo trabajador y pobre, se comprometen en su evangelización y promoción, con una mirada especial a las mujeres sin trabajo.
Una experiencia de fe enraizada en lo cotidiano de la historia, encarnada y solidaria.
Un taller donde compartir la vida de Jesús, que con María y José trabaja en Nazaret.
Un hogar inclusivo e igualitario para quienes quieran apostar por ese mismo sueño.
En 1990, llegamos a Checacupe, fue un tiempo nuevo para la congregación que poco a poco se fue enraizando en estas tierras cusqueñas.